Educar en la calma: estrategias que aplicamos en nuestras aulas

bebés en calma gracias a las estrategias de las docentes

En un mundo cada vez más acelerado, enseñar a los niños a estar en calma, identificar lo que sienten y autorregularse se convierte en una herramienta fundamental para su bienestar emocional y su desarrollo integral.

En escuelas infantiles como Nemomarlin, educar en la calma no es una actividad puntual, sino un enfoque diario, constante y profundamente respetuoso con la infancia.

¿Por qué es importante educar en la calma desde edades tempranas?

La calma es mucho más que la ausencia de ruido o movimiento. Es una disposición interna que permite al niño:

  • Escuchar su cuerpo y sus emociones
  • Gestionar la frustración y los impulsos
  • Relacionarse desde el respeto
  • Aprender con mayor concentración
  • Sentirse seguro y confiado

La autorregulación emocional no se enseña con palabras, se entrena día a día a través de entornos y adultos que la modelan con coherencia y paciencia.

Nuestras estrategias para educar en la calma en el aula

 1. Ritmo pausado y ambiente relajado

El ritmo de nuestras aulas se adapta al de los niños, no al revés. Evitamos las prisas innecesarias, los cambios bruscos o las transiciones abruptas. Un entorno predecible y amable reduce el estrés y favorece la seguridad emocional.

La organización del espacio, la música suave, la luz natural y los tonos neutros también ayudan a generar un clima de calma desde lo sensorial.

 2. Comunicación tranquila y respetuosa

El tono de voz que usamos como adultos tiene un impacto directo en la respuesta del niño. Por eso hablamos con suavidad, a su altura, mirándolos a los ojos y con palabras claras y afectuosas.

Validamos sus emociones, sin negar lo que sienten, y les ofrecemos lenguaje emocional:
  “Entiendo que estás enfadado. Puedes respirar conmigo.”

3. Técnicas sencillas de respiración y relajación

Adaptadas a la etapa infantil, usamos ejercicios como:

  • “Sopla la vela” (inspirar y soplar lentamente)
  • “Globo que se infla” (hinchar la tripa al respirar)
  • Pequeños masajes en la espalda
  • Minutos de silencio después del cuento

Estas prácticas ayudan a que los niños conecten con su cuerpo y aprendan herramientas para calmarse.

4. Cuentos para trabajar emociones

Los cuentos son aliados poderosos. Usamos historias que abordan la tristeza, el enfado, la alegría o el miedo para que los niños identifiquen sus emociones y las normalicen.

Después de leer, abrimos espacio para comentar:
  “¿Alguna vez te sentiste como el protagonista?”

5. Rincones de calma

Contamos con espacios dentro del aula donde los niños pueden ir cuando necesitan tranquilidad. No son castigos, sino lugares de recogimiento, con cojines, cuentos, botellas sensoriales, peluches o imágenes relajantes.

Allí pueden respirar, descansar o simplemente estar en silencio. Aprenden que también es válido necesitar parar.

6. Acompañamiento emocional individualizado

Cada niño vive y expresa sus emociones de forma distinta. Por eso, el acompañamiento que ofrecemos es siempre desde la observación, la escucha activa y el respeto por sus tiempos.

Si hay un conflicto, no imponemos soluciones. Facilitamos el diálogo, damos nombre a lo que ocurre y buscamos juntos cómo resolverlo.

El papel del adulto: modelo de calma

No podemos enseñar calma si no la cultivamos nosotros mismos. En Nemomarlin, nuestras educadoras cuidan su estado emocional y su presencia consciente para modelar con el ejemplo.

Un adulto que responde desde la calma transmite contención, confianza y seguridad.

En casa también se puede educar en la calma

La coherencia entre casa y escuela potencia todo lo aprendido. Algunas estrategias que recomendamos a las familias:

  • Crear rutinas tranquilas y predecibles
  • Evitar pantallas antes de dormir
  • Reservar momentos de conexión sin prisas
  • Validar emociones en lugar de reprimirlas
  • Practicar respiraciones juntos en momentos de tensión

Conclusión

Educar en la calma es regalarle al niño una herramienta que le servirá para toda la vida. No se trata de que siempre esté tranquilo, sino de que aprenda a reconocer sus emociones y gestionarlas desde el respeto y el autocuidado.

En Nemomarlin, apostamos por una infancia vivida sin prisas, con conexión emocional y con adultos que acompañan con paciencia, escucha y mucho amor. Porque educar con calma es educar mejor

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